Como os contamos en la anterior entrada, una de las preocupaciones de padres/madres/tutores en la visita al dentista es cómo se comportará su hij@ frente al tratamiento, si su colaboración y predisposición será buena, y si la experiencia resultará positiva para seguir acudiendo en el futuro sin problemas.

Ya hemos visto cómo preparar en casa a l@s niñ@s para que la visita sea lo más amena y menos traumática posible, así que ahora nos queda contaros cómo será el manejo de conducta en la consulta en los casos en los que l@s pequeñ@s acudan muy ansios@s, inquiet@s o miedos@s. 

Su estrés en el dentista se debe a miedos irracionales (sin ninguna base) o adquiridos en el medio familiar (todas las historias que escuchan a los adultos, incluso cuando pensamos que no entienden lo que decimos). Por eso es muy importante que toda la preparación previa se base en aspectos positivos del dentista, y lo menos posible en anécdotas o episodios malos que amigos, familiares, vecinos, compañeros del cole…hayan vivido.

Para lidiar con toda esa ansiedad, l@s odontopediatras comenzamos utilizando técnicas de control de conducta sencillas como estas:

 

  • Decir-mostrar-hacer y sus variantes: en resumen, explicar y enseñar los procedimientos y materiales a usar, de manera sencilla y natural (obviando, por supuesto, agujas y demás objetos peligrosos). Se sentirán más seguros si les explicamos lo que vamos a hacer antes de ir directamente a su boca.

 

  • Desensibilización/distracción: jugar con peluches a ser dentista; conversaciones sobre cómo le ha ido en el cole, cuál es su comida favorita, quién es su mejor amig@, etc. Así conseguimos crear un ambiente relajado y cercano para que se sienta con confianza. Muchas veces les dejamos traer sus auriculares con música para no escuchar los sonidos de turbina/aspirador.

 

  • Refuerzo positivo: decirle que es un/a campeón/a, que lo está haciendo genial; elogiar su ropa o su peinado; premiarlo con palabras una vez que hayamos terminado el tratamiento y su comportamiento haya sido bueno o mejor que la última vez (o incluso con un pequeño obsequio), animarán al niño o niña a seguir haciéndolo bien.

 

  • Presencia/ausencia de los padres/madres (en citas posteriores a la 1ª consulta): aunque muchas veces buscan lo mejor para sus hij@s, eso los lleva a mostrar un estrés que se terminará contagiando al niño/a. En esos casos, es preferible que esperen fuera del gabinete para que no esté buscando su atención de maneras poco seguras (llorando, gritando, moviéndose sin control…). Su compañía será buena cuando sea una presencia tranquilizadora o el odontopediatra requiera su ayuda. Animarlos a entrar solos reforzará su autoestima y mostrará la confianza de los padres/madres/tutores en el dentista.

 

Cuando la combinación de estas técnicas no es suficiente para empezar el tratamiento con seguridad y la sensación de que el niño/a no va a sufrir ninguna secuela negativa, pasamos a técnicas avanzadas que os explicaremos próximamente…

 

(Continúa en Parte II)